viernes, 10 de enero de 2014

Dadme cloroformo y TV y sostendré el mundo

   En esta fría mañana de enero leo los titulares de los periódicos, los tuits, los blogs e inputs diversos que me llegan desde diferentes medios, y al final llego a la misma triste conclusión que tantas otras frías mañanas de enero, abril o septiembre: ya tenemos otro puñetero ejemplo de mamoneo entre los poderosos, que vende muchos periódicos, pero que como siempre acabará en nada. Ya empiezo a estar cansado de tener mi ‘glándula indignatoria’ perpetuamente irritada.


   Y es que está muy bien tener algo contra lo que proyectar las frustraciones cotidianas, llámese empleo precario o inexistente, falta de cash para afrontar las facturas, o simplemente que el vecino tiene el coche que a mi me gustaría tener y no puedo pagar.

   Sinceramente creo que el sistema está muy bien montado. De verdad, así lo creo, aunque para unos pocos. Y no tengo muy claro si es así por el buen hacer de muchas generaciones de élites político-económicas (que viene a ser mayormente lo mismo), o por el azar y la malevolencia de una estirpe que siempre mira primero su ombligo (o sea, su cuenta corriente), y después sus cuentas en paraísos fiscales. O quizá ninguna de las anteriores. Adjudicarles tanta inventiva, inteligencia y estrategia quizás sea demasiado suponer.

   Desde mi punto de vista occidental/ibérico/mediterráneo, creo que tenemos (de momento) más o menos cubierto el poder comer cada día, y tomarte alguna que otra cervecita de vez en cuando, viendo un partido de fútbol con los amigotes, o haciendo una barbacoa en un merendero de los de toda la vida. Si tu equipo gana de vez en cuando una liga, o una copa, o una Champions, ya no estás tan mal. Por unos días se pasa un poco el cabreo general. Para todo lo demás, está ‘La Roja’. Y de repente te encuentras en la calle celebrando como energúmenos algo que hace unos años ni nos iba ni nos venía.

   Y si además de todo eso tenemos unos medios de comunicación controlados por las clases pudientes, pues te acabas enterando de lo que ellos quieren, y de la manera que quieren. Así que te encuentras en la cola del supermercado dos abuelas discutiendo acaloradamente de lo malos que son los ‘mercados financieros’ que nos gobiernan, o que la culpa de todo la tiene la Merkel. Solamente con eso ya hay tema de conversación en el bar tomando un café, o en la sobremesa después de una copiosa comida familiar.

   Pero es que el sistema está tan bien montado que para que te vayas haciendo una composición mental del cuadro, las noticias te van pasando ‘presuntos culpables’ delante de tus narices para que vayas poniendo caras a los cabrones que se están quedando con lo tuyo. Y como la sucesión de imágenes (y de cabrones) es tan rápida, pues al final te satura y ya no sabes de donde te vienen las hostias.

   Pero ahí no acaba todo. Para quien no le interese para nada las noticias y prefiere los folletines (con todo el cariño), ahí tienes los programas de entretenimiento para mentes ‘ligeras’, o los debates de medio pelo en que los tertulianos son los mismo que los de los programas del corazón, y para más inri, los reality shows y debates deportivos. Todo esto regado con un toque de endogamia televisiva que hace que los mismos salgan en todas partes, y ya no sepas ni en que canal estás. Aunque la verdad es que da lo mismo, porque al final todas las cadenas de televisión las controlan los mismos que se va comprando los unos a los otros. Y con esto se cierra el círculo. Tenemos placebos y cloroformos para todos los gustos, colores y bolsillos.

   Así que por una vez yo quisiera dejarme llevar, no enterarme (voluntariamente) de la actualidad, llevar una vida pasando de todo aquello que aparentemente no me impacte de manera directa, pagar la hipoteca tal y como me pida el banco, y si no llego a fin de mes, pues lo financio, que total, lo ponen muy facilito. Y los niños colocados con los abuelos, que para eso están. Y yo a lo mio, enchufado a la tele y a la consola, y si puedo, de copas todos los fines de semana.


Pero no puedo. Y para muestra, este blog.

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